En los noventa Argentina implementó una reforma educativa (la Ley Federal de Educación – LFE) que implicó principalmente la extensión de la educación obligatoria en dos años adicionales. El timing en la implementación fue sustancialmente diferente entre provincias, lo cual provee una fuente de identificación del efecto causal de la reforma. Las estimaciones de modelos de diferencias dobles sugieren que la LFE tuvo un impacto global positivo pero moderado sobre los resultados educativos y laborales. El impacto sobre los jóvenes pobres fue pequeño en términos educativos y nulo en términos laborales.